Hola!
Después de llegar a mi vida hace más de un año el aceite de coco virgen extra y orgánico concretamente de la marca NaturGreen (empresa de Murcia) creo que es el momento de hablar abiertamente sobre él.
En un envase de cristal vienen 400 gramos a un precio de 10.90€ comprado en tienda física en Gijón.
Su alto contenido en grasa saturada, éste en concreto tiene 94.5gr por cada 100gr, hizo que durante mucho tiempo se diera a entender que no era un producto muy apto para consumir. Ahora ya hay estudios que indican que al ser ácidos grasos de cadena media se puede comer con moderación, puesto que no deja de ser grasa pero sin ese plus que tiene la grasa que encontramos en la carne animal.
También nos indican el proceso de extracción, que ha sido presión en frío y sin ningún proceso de hidrogenación.
Ya que todo el mundo habla a las mil maravillas sobre el aceite de coco… que si vale para todo, con unos resultados buenísimos, se vino a casa, y sin embargo en mi experiencia me ha decepcionado. ¿Por qué?
Iré uno a uno indicado los usos que le he ido dando:
1º.- Para comer. Compré expresamente uno que sí pudiera ingerirse para ver si podía cambiar algo mis hábitos alimenticios e incorporarlo en mi alimentación.
Resultado: no puedo. Huele muy suave y rico, el sabor también es suave pero para hacerme unas tostadas los fines de semana y cambiar el aceite virgen extra de oliva o una mantequilla 100%, no lo veo. Lo probé en 3 ocasiones, y sí se puede comer pero no disfruto del momento, y he preferido no intentarlo de nuevo en la cocina para no cogerle manía al olor.
2º.- Para el pelo. Con un pelo fino, lacio y con encrespamiento tenía que hacer la prueba como prelavado, iba poco a poco cubriendo de medias a puntas, lo peinaba, dejaba tres horas que aquello hiciera su efecto, en fin, todo un ritual. Pero al llegar el momento del lavado, el champú no agarraba y el aceite no se marchaba.
Tenía que desdoblar el 1º lavado en dos pasos hasta ir notando que el coco se iba, mucho champú e insistir bastante para conseguir arrastrarlo. Un rollo porque si finalmente dejaba sin quitarme algo del aceite, el pelo quizás no a la vista pero sí al tacto lo sentía sucio y si por el contrario, me empeñaba en quitármelo al máximo, insistiendo e insistiendo, sí que sentía que estaba cada pelo más grueso pero el pelo limpio no me duraba tanto como otras veces.
Resultado: dejaba el pelo con brillo y con menos encrespamiento, pero algo sucio y pesado, y todo después de enjabonar y enjabonar en plan insistente. Después de 5, 6 veces lo dejé por imposible, para mí el momento ducha es de relajación y de desconexión y no de esto. Prefiero aplicarme un aceite más ligero después del lavado para bajar el encrespamiento que tenga, y no hacer este prelavado.
3º.- Para la cara. Es un desmaquillante perfecto, natural y levanta todo lo que lleves encima, son afirmaciones que he leído en varios sitios. En mi realidad sí que es gustoso de utilizar, te haces un masaje que hasta te relaja, y como el olor no es muy fuerte, no te cansa pero… se queda agarrado a la piel, que no hay forma de quitarlo. ¿Qué hacía entonces? Usar un jabón eco y con su espuma ir retirando el aceite y el poco maquillaje que me aplico. Esto como 1ª fase de desmaquillante, luego me quedaba la 2ª fase de limpieza, es decir, que usando aceite de coco tenía que desdoblar el paso del desmaquillado y aplicarme entonces 3 productos (aceite de coco + jabón + limpiador). Tremendo rollo.
4º.- Para los dientes. Existe en la red recetas de blanqueamiento de dientes utilizando aceite de coco y cúrcuma, así que hice la mezcla para probar si funcionaba o no. Reconozco que igual no estoy preparada para cepillarme los dientes con algo que no hace espuma o que no notas un frescor cuando terminas, además hay que contar con que el cepillo se queda amarillento y que en cuestión de pocos días la mezcla se enrancia porque termina cayendo agua (acelerando el proceso de deterioro).
Resultado: tras casi un mes de uso me dejó más cosas en contra que a favor y no me hice a ello.
¿Para qué me resulta interesante?
5.- Para el cuerpo, a modo de exfoliante. Cojo los posos del café o un poco de azúcar y una cuchara sopera de aceite de coco, lo mezclo bien y es perfecto para finalizar la ducha. Su acción emoliente hace que aparte de retirar las células muertas y alisar la piel, la deja nutrida y con una fina capa protectora que me encanta.
6.- Para la boca, a modo de enjuague bucal. Tras mi experiencia con Cocobaci, sí que me parece interesante y válido el concepto del Oil-pulling, y es la manera en la que he conseguido ir poco a poco consumiendo el producto.
Todas las mañanas una cucharadita y al menos, 10 minutos lo movemos por la boca y notas que se va agarrando todo lo que tienes en ella acumulado de por la noche, y además unos dientes pulidos. Me gusta mucho, y aunque a veces puede ser un poco pesado, creo que por esta aplicación sí que me ha merecido comprarlo.
En cuanto a repetir o no, probablemente un envase más pequeño para no agobiarme con que si podré terminarlo antes de que caduque, pero no me ha parecido el producto ma-ra-vi-llo-so que todos deberíamos tener en casa para todas las situaciones. No creo que sea para tanto y en ese sentido me ha decepcionado.
Para recomendar, lo recomiendo porque al tener todo un abanico de posibilidades cada uno lo utilizará en la manera que mejor le venga para incorporarlo a su día a día.
Aloha!
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